05 enero 2013

Presidentes de Palco de Fiestas Camperas



El aficionado taurino que ejerce de “plumilla” o presentador de programas taurinos, jamás debe mostrarse frágil y está obligado a informar imparcial y objetivamente sobre los protagonistas, aspectos del festejo en sí o de la Fiesta en general, pero siempre ajustándose a lo reglamentado; sobre todo ante los despropósitos de parte de un amplio sector de personajes taurinos, lacayos de estos y otras hierbas que…… ocupando puestos de cierta relevancia, los convierten en poltronas acomodaticias, la mayor de las veces para beneficio propio y de personas de su entorno más cercano.
Hay personajes que aun a sabiendas que se incumple, pretenden justificarse anteponiendo que de hablar las cosas como realmente son, pueda producirse un mal mayor. Muchos ejemplos se pueden poner sobre lo comentado pero me ceñiré solamente a una frase la cual me dejó mella hace un tiempo "Yo les digo que a mí el tema del afeitado me importa en tanto y en cuanto dañe la imagen de la Fiesta. O sea, que si sale un toro sangrando por los pitones yo les digo a los taurinos que no tienen vergüenza, pero si el toro está razonablemente astifino, me la suda que lo hayan afeitado". Ustedes mismos.
Estoy plenamente convencido que aunque se deba ejercer el refrán “Lo cortés, no quita lo valiente”, se debe “medir la distancia” de algunos sectores taurinos, sobre todo de los Palcos Presidenciales si estos han caído en manos de inútiles con malas intenciones, apoyados y coreados por un público que cree las necedades en que quieren convertir el nuevo dogma de la Fiesta. Claro ejemplo de todo esto se ha estado viendo este año permanentemente en Plazas de la provincia donde en unas; se invita a abandonar el callejón a profesionales del torero; en otras un jovencísimo Presidente como Dios manda era duramente abucheado por un sector de público mientras otro sector -mucho menor, claro- aplaudíamos sus sabias decisiones presidenciales en cuanto a lo que acontecía en el ruedo.
Justo a otro día se vio todo lo contrario, festejo verbenero, orejas a tutiplén y un Presidente que más bien parecía estar dirigiendo una fiesta campera.
Pero dicho esto ¿Cómo se puede llegar a un consenso? cuando en muchos casos se ejerce de “guarda de día” y “furtivo de noche”. Tal incoherencia llega a ocasionar muchos de los nefastos resultados en muchas ferias que si algún día disfrutaron de una calidad e importancia para el aficionado, hoy, resultan ser de lo más prostituidas.
Aquí cada uno a lo suyo. Un conocido amigo periodista de prestigio, enterado de algunas actuaciones anti-constitucionales hacia este Blog, o más bien hacia su autor, ya apuntadas en otros post, me envió en su día el siguiente escrito de cierta Comunidad Autónoma, dice así:
El vigente Reglamento de Espectáculos Taurinos, aprobado por Real Decreto tal, de fecha tal de tal, norma de aplicación supletoria en esta Comunidad Autónoma, contiene en su articulado numerosos preceptos que persiguen, fundamentalmente, garantizar las debidas condiciones de protección personal tanto para los participantes en el festejo taurino como para los propios espectadores. Tal es el caso de la previsión contenida en el artículo tal del citado Reglamento de Espectáculos Taurinos de que sólo el personal auxiliar de la plaza de toros y las personas debidamente autorizadas puedan encontrarse en el callejón durante el desarrollo del espectáculo taurino. Sin embargo, persisten usos y costumbres fuertemente arraigados que impiden un claro cumplimiento de los objetivos que dicho artículo persigue, al encontrarse muchas veces los callejones de nuestras plazas de toros llenos de personas que nada tienen que ver con el desarrollo del espectáculo taurino, puesto que no intervienen en la lidia, ni forman parte del personal de plaza, ni desarrollan tarea auxiliar alguna en el festejo, ni están encargadas de informar de lo que allí sucede. Casi siempre estas personas acceden de forma gratuita al coso y ocupan lugares considerados socialmente como de privilegio, sin que pueda demostrarse que, con su presencia en los burladeros del callejón, garanticen algún aspecto necesario para el buen fin de los festejos taurinos. La Administración Regional considera que estas costumbres son desaconsejables, tanto por su incidencia negativa en las condiciones de seguridad de los participantes en la lidia, como por el rechazo popular a situaciones de privilegio que no están objetivamente fundadas.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados que, a la verdad, se muestran hermosos por fuera; pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda impureza.

José Cisneros







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